¿Diseño inclusivo?

Raúl Goñi.

Schoeckel, el responsable del diseño gráfico nazi, proclamaba que las campañas político-gráficas que él dirigía no iban destinadas ni a los presos, ni a las personas hospitalizadas, ni a los ciegos . En la actualidad, 60 años más tarde ¿se ha progresado algo en la comunicación gráfica para estos grupos sociales? Desgraciadamente no mucho. La comunicación política, institucional y de masas no ha llevado a cabo ninguna mejora para que, por ejemplo, los ciegos tengan acceso a la información. ¿Y qué hay acerca de los Gobiernos que velan por los derechos de sus ciudadanos? ¿Qué pasa con las señalizaciones de las ciudades? ¿Y los mapas? ¿Y el transporte? ¿Y los libros y las revistas? ¿Qué pasa con todas esas verdaderas herramientas visuales de información que nos ayudan a disfrutar de nuestro tiempo de ocio? ¿Dispone el colectivo de deficientes visuales de estas herramientas?

Estudiando los métodos de comunicación que manejan los ciegos y escarbando en su historia, encontré la repetición de un hecho increíble. Algo tan obvio como la integridad física e intelectual del deficiente visual ha sido puesta en duda durante casi toda la historia, es decir, no se les reconocía como parte activa de la sociedad. Pero encontré también ciertas personas que hicieron tambalear esas creencias colectivas preocupándose por algo de lo que sus conciudadanos no hacían, crear un sistema de lecto-escritura para deficientes visuales para que estos pudieran desarrollarse social e intelectualmente.

Algunos ejemplos de estas personas son los siguientes: Dimio de Alejandría en el siglo IV, ciego de nacimiento, concibió un sistema basado en un conjunto de piezas de marfil o madera de boj con letras en relieve usadas por los invidentes para formar palabras y frases. Mucho más tarde, en el Renacimiento, Girolamo Cardano, calígrafo napolitano, ideó procedimientos para la lectura y escritura de los ciegos parecidos a los de Dimio de Alejandría a base de piezas de madera que el ciego aprende a distinguir y las cuales une para formar palabras y textos. Para escribir debían colocar una hoja de papel encima y con un pequeño punzón marcar la silueta de las letras.

En 1543, el toledano Alejo Venegas del Busto, escribe invitando a los maestros en la enseñanza de los ciegos a seguir el método de los monjes de la Edad Media. El mismo consistía en leer y escribir a oscuras lo que habían aprendido a hacer con los ojos vendados utilizando tiralíneas, con el fin de no gastar aceite y no fatigar la vista.

Francisco de Lucas, impresor español que introdujo en nuestro país la grabación en relieve, conocía los procedimientos de Félix Antonio de Cabezón y Francisco Salinas, ciegos célebres. En su obra Arte de escribir la letra bastarda española (1580) incluye reglas que pueden servir para que los invidentes escriban, explicando el manejo de pautas para trazar los caracteres vulgares.

Estos sistemas nunca llegaron a extenderse debido a que no existían escuelas para ciegos y a que el reconocimiento de las letras en relieve a través del tacto, así como la escritura por cualquiera de estos métodos, eran especialmente complicados.

En 1784 el francés Valentin Haüy creó en París la primera escuela para ciegos del mundo, la Instution Natíonal des Jeunes Aveugles, sin el carácter de asilo u orfanato que hasta ahora habían tenido las instituciones creadas para personas deficientes visuales. Allí trata de educar al ciego al mismo nivel que en el resto de escuelas para videntes ideando un sistema de lecto-escritura basado en moldes de letras en posición inversa aplicadas sobre papel húmedo. Este método permite la lectura pero no facilita la escritura. (1)

Hasta 1831 no se encuentra una progresión real dentro de la búsqueda de sistemas de lecto-escritura para deficientes visuales. James Call, de Edimburgo, introduce su Angular Romana (2) cuya característica más apreciable era la eliminación de cualquier detalle de trazo fino de la ordinaria capital romana. Durante esa misma época aparecen, con más o menos éxito, otros tipos de escritura adoptados por diferentes centros de educación para ciegos como son la tipografía Lucas (2) adoptada por la London Society for teaching the blind to read en 1838, o los caracteres visuales en relieve de la New England Institution for the Education of the Blind en 1837. (3)

El sistema Moon (2) de signos en relieve fue inventado en 1847 por William Moon, deficiente visual que quedo ciego a los 21 años de edad. Su sistema tenía cualidades que lo convertía en un sistema tremendamente útil para aquellas personas que hubieran perdido la vista de forma tardía o para aquellas personas con problemas de tacto que tuvieran dificultades en aprender el Braille.

Su sistema consistía en la simplificación total de las formas básicas de la letra capital romana de forma que eran fácilmente identificables sin necesidad de aprender un código nuevo. Únicamente se incluían cinco nuevos signos y contracciones que ayudaban a acortar palabras frecuentes (adverbios, adjetivos, etc.) La lectura se realiza de izquierda a derecha y al cambiar de línea de derecha a izquierda y así sucesivamente (4) para evitar que el lector se perdiera en los saltos de línea. Aunque este sistema era más fácil para su lectura táctil, la escritura era mucho más lenta que el Braille. El propio William Moon, junto a Sir Charles Lowther, completó su edición escrita en Moon de la Biblia que consistía en 5.000 páginas impresas en 60 volúmenes, tras 10 años de arduo trabajo.

Para entonces ya se había gestado el sistema de escritura para deficientes visuales que hasta el día de hoy sería el más extendido. Louis Braille (1809-1852) alumno de aquella primera escuela para ciegos del mundo, la Instution Natíonal des Jeunes Aveugles y posteriormente profesor de música de la misma, advirtió las dificultades que sus alumnos, también ciegos, tenían para aprender la asignatura de música que el impartía. Se interesó por el sistema puntiforme inventando por Nicolas Barbier, ideado con fines militares, basado en combinaciones de doce puntos en relieve escritos mediante una pizarra y un punzón para ser descifrados a través del tacto de un dedo.

Louis Braille en 1829 redujo las combinaciones a un único signo generador el cual permitía representar todas las letras del alfabeto, signos de ortografía y numeración. La escritura por parte del ciego se limitaba pues al manejo de una pauta de cobre con el código generador espaciado correctamente (5) y listo para ser creado por el punzón del invidente. Aun así Louis braille murió sin el reconocimiento que su sistema se merecía y hasta 1878 no se acordó en Francia la utilización del sistema Braille como método universal por su probada utilidad didáctica.

En el Estado Español se habían gestado otros métodos de escritura anteriores a la aparición del Braille, hasta 1918 el sistema no fue declarado como método oficial para la lectura y escritura de los ciegos, aunque algunos profesores, escritores y poetas ciegos ya utilizaban el Braille como sistema de escritura de sus libros desde 1840. Tal es el caso de Jaime Bruno Berenguer, profesor de la Escuela Municipal de Ciegos de Barcelona.

Hoy en día los avances en el mundo de los deficientes visuales no pueden superar algo tan importante como la creación del código de lecto-escritura que desarrolló Louis Braille. Pero la labor de algunas instituciones privadas las cuales crean tecnología ideada para deficientes visuales (la Tiflotecnología) ha eliminado grandes barreras físicas y comunicativas del colectivo. Son innumerables los aparatos adaptados, agendas electrónicas en braille, artículos para el hogar, artículos para trabajos manuales, de calculo, eléctricos, electrónicos, libros impresos en Braille por petición, audio libros, etc.

En The Ligthhouse de Nueva York se desarrollan los mayores avances en materia de diseño inclusivo. Uno de los más importantes es un sistema de señales que incorpora los tres códigos de percepción de señales urbanas del ser humano: el visual (tipografía en contraste), el táctil (Braille y letras en relieve) y el auditivo (señales de audio). The Lighthouse destaca sobre otros centros de producción porque está formado por un grupo de médicos, sociólogos, psicólogos, filósofos, arquitectos, ingenieros y diseñadores que abordan los problemas y testan los resultados de sus estudios con el usuario in situ. Esto demuestra que en materia de diseño inclusivo no basta con un gran equipo de profesionales, el usuario ha de participar de manera activa en todo el proceso de creación.

Sin embargo cuando me sigo preguntado acerca de nuestra progresión como sociedad en materia de inclusión (diseño para todos, no excluyente) veo que queda mucho por hacer, muchos espacios colectivos que redistribuir, muchas señales por adaptar, muchos caminos sin señalizar, muchas páginas web inaccesibles y, en los que a cada uno nos concierne, mucho diseñador inclusivo por nacer, ¡vamos!

GRRR N.14 - PRADELL
GRRR N.14 - PRADELL